Los alergenos en las vacunas están causando alergias a los alimentos que amenazan la vida
Por Claire Dwoskin – Probablemente sorprendería a pocas personas escuchar que las alergias alimentarias son cada vez más comunes en los niños de los Estados Unidos y en todo el mundo. Según un sitio web de salud pública, las alergias alimentarias en niños de 0-17 años en los Estados Unidos aumentaron en un 50 por ciento entre 1997 y 2011.
Aunque las alergias alimentarias están ahora tan extendidas que han llegado a ser casi normalizadas, es importante darse cuenta de que millones de niños y adultos estadounidenses sufren de reacciones alérgicas graves de inicio rápido que pueden poner en peligro la vida. Los alimentos representan la causa más común de anafilaxia en niños y adolescentes. El Reino Unido ha sido testigo de un aumento del 700 por ciento en los ingresos hospitalarios por anafilaxia y un aumento del 500 por ciento en las admisiones por alergia a los alimentos desde 1990.
La pregunta que pocos están preguntando es por qué las alergias a los alimentos que ponen en peligro la vida se han vuelto tan alarmantes. Un informe de caso abierto de 2015 de Vinu Arumugham en el Journal of Developing Drugs, titulado «Evidencia de que las proteínas alimenticias en las vacunas causan el desarrollo de alergias a los alimentos y sus implicaciones para la política de vacunas«, argumenta persuasivamente que los alérgenos en las vacunas puede ser el elefante en la habitación.
Perspectiva histórica
Como señala Arumugham, los científicos han sabido por más de 100 años que la inyección de proteínas en seres humanos o animales causa la sensibilización del sistema inmune a esas proteínas. Y, desde la década de 1940, los investigadores han confirmado que las proteínas alimentarias en las vacunas pueden inducir alergia en los receptores de la vacuna. Arumugham no es el primero en poner el vínculo vacuna-alergia a la atención del público. Heather Fraser hace un caso poderoso para el papel de las vacunas en la precipitación de las alergias al maní en su libro de 2011, The Peanut Allergy Epidemic: What’s Causing It and How to Stop It (La epidemia de Alergia al Maní: Qué lo está causando y cómo detenerlo). En ese fascinante libro, Fraser señala que los fenómenos alérgicos de masas (llamados «enfermedad del suero» en ese momento) surgieron por primera vez a fines del siglo XIX junto con la vacunación masiva.
Alergenos en vacunas
¿Qué proteínas alimenticias se encuentran en las vacunas? La lista incluye ovalbúmina, caseína, gelatina y soja. Sin embargo, como Arumugham aseguró, ingredientes de vacunas sintéticas tales como polisorbato 80 y sorbitol también provienen de alimentos, incluyendo coco, palma, girasol, trigo y maíz. Arumugham observa que es probable que sea imposible eliminar completamente las proteínas alérgicas residuales derivadas de estas fuentes. Además, se requiere una exposición de muy bajo nivel a proteínas alimentarias para causar sensibilización alérgica.
Sinergia con adyuvantes basados en aluminio
Un punto más sutil y preocupante es que los adyuvantes de aluminio contenidos en muchas vacunas aumentan la inmunogenicidad de las proteínas alimentarias (la capacidad de una sustancia para provocar una respuesta inmune). Cuando se inyectan numerosas proteínas alimenticias y coadyuvantes de una sola vez, como es el caso cuando se administran múltiples inyecciones simultáneamente, aumenta considerablemente la probabilidad de sensibilización.
Trascendencia
El Instituto de Medicina (IOM) admite que las proteínas alimentarias en las vacunas «ocasionalmente inducen … sensibilización … y reacciones de hipersensibilidad posteriores, incluida la anafilaxia». A pesar de este conocimiento, el contenido de alérgenos en las vacunas está totalmente no regulado. Nunca se ha establecido ni se ha establecido un nivel o límites seguros para los alergenos contenidos en las vacunas.
En este contexto, es difícil estar en desacuerdo con las soluciones sugeridas por Arumugham. La respuesta más obvia – que probablemente aliviaría mucho el sufrimiento – es quitar las proteínas alimenticias y los compuestos de aluminio de las vacunas tan pronto como sea posible. Para disminuir las probabilidades de sensibilización alérgica, también tiene sentido adoptar la precaución de desacelerar el calendario de la vacuna y administrar una vacuna a la vez. En el ínterin, el vínculo entre las vacunas y las alergias alimentarias necesita ser abiertamente discutido para que el público pueda estar más plenamente informado sobre los riesgos de las vacunas.
Claire Dwoskin es la fundadora y presidente de Children’s Medical Safety Research Institute (CMSRI).
Lea el artículo original en TheVaccineReaction.org
Referencias
Trends in Allergic Conditions Among Children: United States, 1997–2011. Number 121, May 2013
Arumugham, Evidence that Food Proteins in Vaccines Cause the Development of Food Allergies and Its Implications for Vaccine Policy. J Develop Drugs 2015, 4:4 http://dx.doi.org/10.4172/2329-6631.1000137